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#6 NIRVANA – Consolidando relaciones

CAP.6
Consolidando relaciones

En el emplazamiento opuesto a donde estuvo Lexa la noche anterior, comenzaba una tranquila y corriente mañana.
Nuestros chicos, como empezaba a ser costumbre, se despertaron y ayudaron temprano con las tareas del solar.
Esa mañana, Nirvana se encargó de cuidar de la huerta y Knox se fue en cuanto acabó su desayuno a realizar unas gestiones importantes fuera de casa.

Como le prometió a Nirvana, fue a hablar con los vecinos más influyentes para asegurarse que la petición para que la chica pueda quedarse en el pueblo fuese aprobada.

Como Knox era bastante respetado por la comunidad y sus argumentos eran claros, ningún vecino puso problemas ni se opuso a la petición y prometieron resolver la situación en los siguientes días.

Cuando los rayos del sol se debilitaron Knox volvió de hacer su recado y le propuso a Nirvana lanzar unas canastas libres para desconectar del trabajo.
En Evergreen, como en otros puntos del planeta, los sábados se toman con algo más de calma.

El improvisado partido fue estimulante a la par que divertido.

– Voy a darme una ducha, ha estado bien. – Advirtió Knox mientras recogía el balón y se alejaba con el en la cadera.

– Me has dado una buena paliza, no tendrás tanta suerte la próxima. – Vacilaba Nirvana con sorna. – Oye… ¿Te importa que use un momento tu ordenador? Me gustaría contactar con una vieja amiga.

– Todo lo que hay aquí está a tu disposición. – Respondió. – Por cierto, mañana iremos a ver a un par de personas que quiero que conozcas.

Nirvana subió a la habitación de Knox, encendió el ordenador e hizo una videollamada.
La chica en cuestión era su amiga Lana.
Se conocieron en el orfanato y se acompañaron durante muchos años, hasta que ella fue acogida a los 10 años.
Aún así, su relación perduró en el tiempo.
La nueva familia de Lana era encantadora e intentaron que Nirvana estuviese presente en los momentos más importantes de su hija. Alguna que otra vez la pudieron llevar de vacaciones.
Cuando Nirvana se fue, Lana no pudo evitar entristecerse pero prometieron seguir en contacto.
A pesar de todo, apoyar y acompañar a su amiga en todas sus decisiones era su más sincera expresión de fidelidad.

– ¡Lana, tengo tanto que contarte! – Exclamó nuestra protagonista en cuanto el rostro de Lana apareció en la pantalla. – Pero en persona, te necesito aquí.

– Vale, perfecto. En cuanto desconecte haré la maleta y compro los billetes. ¡Te veo en nada! – Dijo su amiga justo antes de cortar la llamada.

 

Al día siguiente, como dijo Knox, fueron a dar un paseo y pararon frente a una casa.
En el porche de la vivienda había un chico joven que parecía esperar a alguien.

– Ese chico de allí es Gabriel, mi primo. – Le contaba Knox a Nirvana. – Es un poco despistado pero es muy noble. Te caerá bien.

– Seguro que si. – Respondió Nirvana sonriendo. – Parece más joven que nosotros, ¿me equivoco?

– Si, lo es. Tiene 16 años, de ahí su…Despiste. – Continuó. – Además de estudiar, me ayuda mucho con la recolección de materiales, platas y a veces pesca.

– Parece muy responsable, me gusta. Hablando de amigos… Ésta semana viene mi mejor amiga de visita. – Contaba la chica. – ¿Podría quedarse en casa? No daremos trabajo, te lo aseguro.

– Claro que si, por lo de quedarse en casa… – Knox no pudo terminar la frase ya que Gabriel fue corriendo hacia ellos.

– ¡Hola, tienes que ser Nirvana! – Dijo Gabriel con una amplia sonrisa. – Me moría de ganas de conocerte, mi primo no deja de hablar de ti.

Nirvana sonrió amablemente y le estrechó la mano. Knox se sorprendió antes la declaración del muchacho y no pudo evitar ruborizarse un poco.

En medio del saludo, otra chica asomó por la puerta de la casa.
Al igual que Gabriel, lucía una bonita y cordial sonrisa en su rostro.

– Ella es Bess, mi amiga y compañera de casa. – Gabriel continuaba. – Además trabaja con Knox.

– Hola Bess, encantada, me llamo Nirvana. – Dijo la chica tímidamente.

Bess parecía tan segura de si misma y tan abierta que Nirvana se sintió algo cortada, no en el mal sentido pero al fin y al cabo, Nirvana era un poco introvertida.

– Bienvenida a nuestra bonita secta, Nirv. ¿Puedo llamarte así? – Dijo Bess radiante. – Como dice el enano, trabajo con Knox codo con codo. Soy la ingeniera civil del pueblo y entre los dos nos encargamos de investigar proyectos y alternativas tecnológicas que estabilicen el ambiente de Evergreen.

– Guau, suena muy interesante. – Responió Nirvana fascinada. – Debe ser un trabajo muy complejo.

– Y lo es, ¡pero alguien tenía que hacerlo! – Bess soltó una carcajada. – Bueno, lo dicho. Encantada Nirv, si algún día necesitas algo ya sabes donde encontrarme. Estaré encantada de echarte una mano. Y…Gracias por colaborar tan activamente en nuestro proyecto.

Bess se despidió de todos y entró en la vivienda agitando la mano.
Nirvana estaba realmente entusiasmada con esta gente. Eran todos tan amables y serviciales con ella, bueno, casi todos.

– Bueno chicos, es domingo… – Comenzó Gabriel. – Hoy no querréis pasar el día rebuscando en contenedores de basura, ¿verdad?

– No Gabriel, hoy no tengo realmente nada planeado. – Continuó Knox.

– ¡Genial! Vamos al puerto y hagamos una barbacoa. – Finalizó el joven.

Los tres anduvieron charlando de cosas triviales hasta llegar al puerto.
A Nirvana, el lugar le resultaba familiar.
En efecto, se trataba del edificio abandonado donde pasó su primera noche y justo detrás se encontraba un puerto de barcos carguero casi en desuso.

– ¡La comida está lista! – Avisó Gabriel. El chico era realmente encantador y risueño.

El grupo comió tranquilamente, ese día el cielo estaba despejado y el aire menos viciado.
El pueblo parecía darles las gracias a tanto esfuerzo otorgando un radiante día en el que no podía pasar nada malo.

Sin darse cuenta, entre risas y charlas se les hizo de noche.

– ¡NIRVANAAAAA! – Los chicos salieron de su pompa sobresaltados.

Nirvana no cabía en su asombro, era Lana, no la esperaba tan pronto.
Corrió entusiasmada y abrazó a su amiga fuertemente.

– Lana, ¿cómo has llegado tan pronto? – Balbuceó con lagrimas a punto de brotar.

– Me debían un favor en el trabajo, así que avisé de que tenía que ausentarme unos días y no pusieron pegas. – Dijo Lana igualmente emocionada. – Compré los billetes y… ¡Aquí estoy!

– Por cierto, te he traído una pequeña maleta con ropa. – Continuó Lana. – Imaginé que andarías escasa después de haber perdido la tuya en el autobús aquel día.

– ¡Gracias, gracias, gracias! – Respondió Nirvana. – Estoy muy bien, no te preocupes, pero te echaba muchísimo de menos. Ven que te presento.

– Él es Gabriel,es un amor de niño. – Los ojos de Nirvana brillaban de felicidad. – Lana, Gabriel. Gabriel, Lana.

– Encantada, Gabriel. – Dijo Cordial.

– Bienvenida, espero verte mucho por aquí. – Respondió el muchacho.

– Y él e Knox, es quien me acogió. Aún vivo con su familia, es tan estupenda como la tuya. – Continuó. – Te encantará conocer a sus madres.

– ¿Madres? Guau. Eso ya me ha ganado. – Dijo Lana fascinada mientras estrechaba la mano de Knox.

– Me gusta tu actitud. – Knox soltó una carcajada. – Bienvenida Lana, espero que te sientas cómoda en tu visita, no dudes en venir siempre que quieras. Nirvana es una gran chica y si eres como su hermana no dudo en que serás igual que ella.

Lana se sintió muy bien recibida, esos chicos eran sencillos y cercanos.
Gente muy normal, como ellas.
Ahora, la chica entendía porqué Nirvana decidió quedarse en Evergreen.

– Knox, ¿podemos ir a casa? – Preguntó Nirvana. – Mañana toca madrugar y Lana debe estar agotada.

– No lo niego, me vendría bien una ducha también. ¡Ese tren estaba abarrotado! – Añadió la amiga.

– Si claro, pero vamos a dar un rodeo en vez de coger el camino de siempre. – Contestó Knox. – Así Lana puede ver un poco el pueblo, aunque esté oscuro.

Las chicas asintieron.

– Primo, yo me voy ya a casa. Mañana tengo clases. – Dijo Gabriel. – Encantado de conoceros a las dos, nos vemos en estos días.

Se despidieron del muchacho y empezaron a caminar, aparentemente, sin rumbo.
Y digo aparentemente porque Knox tenia un plan, una sorpresa para Nirvana que llevaba guardando todo el día buscando el momento indicado.
Esa misma mañana, recibió una carta del consejo de Evergreen aprobando la petición de Nirvana para que pudiese alojar uno de los pisos reserva del pueblo.

– Bueno, ustedes dos no os vais a quedar en mi casa hoy, porque… – Empezó Knox a relatar. – Estáis ante la nueva propiedad de la señorita Nirvana.

Nirvana se paró en seco, no creía lo que sus oídos habían escuchado.
¡Su piso, su propio piso!
Nunca antes había tenido un lugar para ella sola, sin tener que compartir espacios.
No se imaginaba disfrutando de la ansiada intimidad.

– De… ¿De verdad Knox? – La chica no pudo contener más la emoción y empezó a llorar, a llorar de felicidad. – Abrazó al chico, tan fuerte que a éste le faltaba el aire.

– Te lo mereces, y prepárate que a partir de ahora comienzas una nueva vida. Tu nueva vida. – Dijo Knox sonriente y lleno de orgullo. Estaba realmente satisfecho de ayudar a Nirvana. Se echó para atrás y e hizo entrega de las llaves del apartamento.

Por otra parte, Lana estaba alucinando.
Ella siempre deseó que su amiga obtuviese por fin los frutos de tanta entrega desinteresada hacia los demás.
Como dijo Knox, se lo merecía encarecidamente y se sentía dichosa de poder estar presente y compartir ese momento con ella.

– Knox, gracias por cuidar de Nirvana. – Dijo la chica conmovida. – Desde hoy mismo te has ganado absolutamente todos mis respetos.

– No hay de qué, Lana, muchas gracias por apreciarlo. – Dijo Knox ruborizado. – A ver, el apartamento no es gran cosa, pero siempre puedes actualizarlo a tu gusto y cambiar todo lo que no te convenga. Cuenta con todo lo indispensable para vivir, incluso cuenta con un colchón hinchable para invitados. ¡El cual te viene de perlas!

– No se que decir Knox, estoy sin palabras. – Respondió Nirvana.

– No tienes nada que decir, tan solo disfrútalo. Esa es mi recompensa. – Contestó Knox.

– Te recompensaré, trabajaré duro para compensar este gesto y por el futuro de Evergreen. – Añadió Nirvana. – Nos vemos mañana temprano.

– ¡Ah, no! – Exclamó Knox. – Mañana tienes el día libre. Ocúpate de la mudanza, de acondicionar el apartamento y de disfrutar de Lana.

Knox se despidió de las chicas y tomó rumbo a casa.
Por el camino se paró y le mandó un mensaje a Lexa, pensó que estaría bien pasar la noche con ella, ya que ahora quedaría más libre.

Ante la afirmativa, el chico marchó hacia la casa de Lexa, hacía tiempo que no tenían un poco de intimidad y prometió buscar un hueco para ella.
Después de todo, Lexa era su novia y aunque estos últimos días tuviese la cabeza a mil por horas ayudando a Nirvana, también echaba de menos el calor y el roce de su chica.

 

CONTINUARÁ…

 

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Espero que os guste, nos leemos pronto.
¡DAG, DAG!

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Escrito por BolitaDeCoco

Simmer incondicional.
Creadora de Sims desde el paleolítico, construir y decorar solares como forma de vida. Siempre hay sitio para el CC en mi PC.
Melómana. Amante del arte. Mamá de dos pequeñas salvajes.
Hago pastelitos.
Sevilla-España.

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